Ante el avance de China en la carrera lunar y las dudas sobre la viabilidad del programa Starship de Elon Musk, Estados Unidos evalúa un plan B. Este plan involucra a Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, como alternativa para llevar astronautas a la Luna. La NASA podría optar por la nave Blue Moon para las misiones Artemis, buscando asegurar la presencia estadounidense en la Luna antes que China.

En Washington, la percepción es que la competencia por regresar a la Luna se está perdiendo. Mientras China progresa constantemente para situar a dos astronautas en la superficie lunar antes de 2030, el programa Artemis de la NASA se encuentra en una situación precaria, dependiendo en gran medida de Starship, cuya disponibilidad a tiempo para llevar estadounidenses a la Luna es cada vez más incierta.
Existe un plan B. Una investigación del experimentado periodista espacial Eric Berger revela que los funcionarios de la NASA podrían tener una alternativa para cumplir con el objetivo de la Casa Blanca: regresar a la Luna antes que China.
Ante la desconfianza en los plazos de Elon Musk, quien manifestó públicamente que la Luna le parecía una distracción y que su prioridad era Marte, a pesar del contrato multimillonario de la NASA que financia el desarrollo de Starship HLS, la solución podría ser la nave de su principal competidor: Jeff Bezos.
Una apuesta decisiva. Para comprender la urgencia de Estados Unidos por ganar la carrera lunar, es necesario analizar el contexto histórico. Tras el desastre del transbordador espacial Columbia en 2003, la NASA se enfocó en el programa Constellation, que posteriormente se transformó en el cohete SLS y la nave espacial Orion, desarrollados por Boeing y Lockheed Martin.
Además de significativos sobrecostes y retrasos, estos dos vehículos han provocado problemas a la NASA debido a una arquitectura ineficiente para regresar a la Luna. La misión Artemis III, programada con optimismo para 2027, contempla el lanzamiento de cuatro astronautas en un cohete SLS, su traslado a la órbita lunar en la nave Orion y, posteriormente, el descenso de dos de ellos a la superficie lunar en una Starship HLS de SpaceX.
La elección de la Starship de SpaceX como única opción para Artemis III (y luego Artemis IV) resultó ser el segundo gran error de la NASA. Aunque era el candidato más económico y SpaceX ya estaba probando prototipos en vuelo, no es la nave más sencilla para llegar a la Luna: al utilizar combustible criogénico, que tiende a evaporarse, requiere repostar en órbita varias veces antes de iniciar su viaje lunar.
La revancha de Jeff Bezos. Blue Origin, la empresa aeroespacial de Jeff Bezos, denunció a la NASA en su momento por apostar todo a Starship. Finalmente, la NASA también contrató su nave Blue Moon, pero para las futuras misiones Artemis V y VI.
Ahora, tras años viendo cómo Musk dominaba el sector, Bezos tiene la oportunidad de tomarse la revancha. Blue Origin podría adelantar a SpaceX con una arquitectura lunar más sencilla: una versión modificada de su módulo de alunizaje Blue Moon Mark 1, originalmente diseñado para vuelos de carga. La compañía estaría adaptándolo para transportar tripulación, aprovechando la experiencia adquirida en el desarrollo de su nave tripulada de próxima generación, la Blue Moon Mark 2.
Es 1969 otra vez. La clave de MK1 es su simplicidad: no requeriría reabastecimiento en órbita, solo el envío de varios MK1 para llevar a los astronautas a la superficie y luego ascender de nuevo para reunirse con la nave Orion. Este enfoque, según los ingenieros de Blue Origin, es factible y podría implementarse antes de que termine la década, es decir, antes de que China llegue a la Luna.
Qué gana Estados Unidos. En realidad, es Estados Unidos quien ha proyectado en el imaginario colectivo esta idea de carrera lunar contra China. China ha estado planificando a largo plazo desde que comenzó a enviar robots a la Luna. Sin embargo, ahora que se acerca su fecha para enviar astronautas, la urgencia estadounidense no es casual.
La Casa Blanca está obsesionada con ganarle a China, hasta el punto de haber vetado a los ciudadanos chinos incluso en las reuniones por Zoom de la NASA. También ha adelantado la misión Artemis II para demostrar que sigue en la competencia. Es el administrador en funciones de la NASA, Sean Duffy, cercano al gobierno, quien promueve la narrativa: "Vamos a ganar a los chinos en la Luna".
Al mismo tiempo, no se trata solo de una cuestión de orgullo. Establecerse permanentemente en la Luna no es solo por la gloria, sino por el control de sus recursos. El primer país en establecer una base funcional tendrá la ventaja. Con el plan A de SpaceX generando dudas, la propuesta de Blue Origin se presenta como la alternativa que la NASA necesita.